El mar es una fuente benefactora de vida y civilización, que cubre tres cuartas partes del orbe y alberga a mas del 97% de los seres vivos del planeta. De hecho, la propia vida no habría sido posible sin la existencia de él, ni sobreviviría ahora a su ausencia. Pero algo tan poderoso no esta exento de riesgos, y a raíz de los recientes acontecimientos ocurridos en Japón, ha quedado patente una vez mas que el mar puede ser también una energía extremadamente destructiva.
"¡Menos mal que esas cosas no pasan por aquí!" podemos pensar desde la comodidad de nuestros hogares. Pero...¿es eso realmente cierto?
La respuesta es no. Si bien son mas frecuentes en otras latitudes, la península Ibérica ya ha sufrido maremotos (palabra correcta para Tsunami en nuestro idioma) y no hace tanto de ello. Válgame como ejemplo el desastre provocado por el terremoto de Lisboa de hace tan solo 256 años:
Ni siquiera los edificios mas sólidos como iglesias y palacios quedaron en pie. |
Era 1 de Noviembre de 1755, día de todos los santos. Los habitantes de Lisboa se desperezaban y encaminaban a iglesias y cementerios para rendir tributo a sus fallecidos. Nada hacia pensar que seria un día fuera de lo común.
De repente, a eso de las 9:50 de la mañana, el suelo comenzó a rugir sin previo aviso rompiendo así con la placidez de ese soleado día. No había duda; era un terremoto, y de los mas grandes que se recordaban.
Los ciudadanos asistían perplejos a ver como las fauces de la tierra se abrían en grietas de hasta 5 metros para engullir a viandantes y carruajes por igual, y la mayoría de ellos corrían a iglesias y edificios públicos en busca de una falsa protección. Fue en vano: ni si quiera los edificios mas robustos pudieron resistir el envite del temblor y las pesadas cubiertas, cuando no el edificio entero, cedían aplastando a los pobres infelices que debajo se hallaban.
"Allí estaremos a salvo" - Pensarían.
Una vez hubo cesado el espantoso temblor parecía que lo peor ya había pasado. Ahora tocaba extinguir los incendios, poner a salvo a los heridos y buscar supervivientes entre las ruinas. Pero al parecer la naturaleza no se había cebado todavía suficiente con la ciudad portuguesa; faltaba el golpe de gracia.
Pasados unos minutos, las aguas de la costa comenzaron a retirarse hacia el océano como si de una gran marea se tratase, dejando a la vista el lecho marino repleto de barcas hundidas y cargamentos extraviados, para volver con toda su fuerza en forma de olas de hasta 20 metros del altura que arrastraron barcos, personas y escombros a su paso.
Hasta tres sucesivas oleadas de maremotos se dieron, las cuales acabaron por destruir lo poco que quedaba en pie.
La estrella marca el lugar aproximado del epicentro del terremoto. |
El responsable de tanto mal fue un terremoto cuyo epicentro se cree que estaba localizado en la falla de Azores-Gibraltar, situado sobre el Atlántico, a menos de 300 Km de Lisboa. Con una potencia de 9,0 en la escala Richter, supone exactamente la misma potencia que el seísmo que acaba de azotar el país del sol naciente
Para hacernos una idea de la burrada de magnitud de la que estamos hablando, un 9,0 esta cuantificado en 240 Megatones, que es nada mas y nada menos que... ¡el equivalente a 15.840 Bombas nucleares como la que arrasó la ciudad de Hiroshima!
El balance final no pudo ser mas desolador. De 275.000 habitantes, unas 90.000 personas murieron y el 85% de los edificios de la ciudad de Lisboa sucumbieron a la acción combinada del terremoto, incendios y las sucesivas oleadas de maremotos.
Ruinas del Convento do Carmo (Lisboa) en la actualidad. |
Aunque Portugal fue el país mas afectado, el desastre también dejo huella en otros territorios. En Marruecos se alcanzaron las 10.000 víctimas y en España fueron mas de 5.000 personas las que perecieron.
En lo referente a nuestro país, el impacto del maremoto se concentró sobre todo en las costas de Cadiz y Huelva, donde en tan solo la población de Ayamonte mas de mil personas murieron ahogadas.
Por desgracia, actualmente Europa es el único continente que no cuenta con un sistema de alertas de Tsunamis ni planes de evacuación. De repetirse un suceso de similar envergadura las consecuencias serian catastróficas debido a la masificación costera, el aumento de la población y su concentración en la franja litoral.
Y lo peor de todo es que sabemos que volverá a suceder, pues estos fenómenos son cíclicos, pero no sabemos cuando. Tal vez dentro de 500 años, tal vez mañana. Quien sabe.
¡Que no te pille de vacaciones! |
No conocía tu blog pero me encanta como escribes :)
ResponderEliminarYa tienes una seguidora mas ^^
¡Muchisimas gracias, no sabes lo que anima a uno leer eso! Espero que te quedes mucho tiempo por aqui ;)
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